Protejamos la salud, la biodiversidad y la cultura en México
¡No a la importación del maíz transgénico!
En estos días se puede concretar un duro golpe contra nuestra soberanía alimentaria y nuestras tradiciones bioculturales a raíz del fallo a favor de Estados Unidos ante la demanda de México para prohibir la importación de maíz transgénico. Este fallo afortunadamente puede ser revertido mediante la protesta y la movilización nacional y presionando a los legisladores para que se establezca en la Constitución la prohibición de la siembra y comercialización del maíz transgénico.
¿Qué está pasando con el maíz y el T-MEC en México?
El fallo en contra de México por el panel del T-MEC concluyó que las restricciones de México al maíz genéticamente modificado carecen de bases científicas y violan las obligaciones del tratado, dando la razón a las siete reclamaciones de Estados Unidos. Ante esto México tiene 45 días para cumplir con la decisión.
Debemos decir que esta resolución atiende solamente al interés comercial de Estados Unidos, ya que este país exporta alrededor de 4.8 mil millones de dólares en maíz a México, siendo este un mercado clave, especialmente para el maíz amarillo transgénico utilizado en la alimentación animal.
Desde el gobierno mexicano se ha buscado correctamente proteger el maíz nativo, la biodiversidad, las comunidades campesinas y el medio ambiente, prohibiendo el uso del maíz transgénico en masa y tortillas mediante un decreto presidencial de 2023. En México el maíz es esencial pues es un producto central en la alimentación, cultura y economía, su producción transgénica está prohibida desde 2013.
A diferencia de lo que dice el Panel que dirime la disputa a favor de EU, México ha sustentado de manera sólida la defensa del maíz nativo, exponiendo fuertemente los siguientes puntos como se puede leer en el escrito de 200 páginas que se envió desde nuestro país:
- El consumo directo de maíz transgénico conlleva riesgos potenciales para la salud humana por daños en el tracto intestinal y otros órganos. En México se consume hasta 10 veces más maíz que en países como EU por lo que la ética de la prevención obliga a restringir su comercialización.
- El uso glifosato asociado a los transgénicos y los residuos químicos que quedan en los alimentos, provocan cáncer.
- Las pruebas mostradas por EU carecen de rigor científico, están desactualizadas o presentan un claro conflicto de interés.
- México cita 13 leyes nacionales distintas y tratados internacionales que le obligan a proteger el maíz nativo.
No solo la ciencia respalda la defensa del maíz nativo, también existen experiencias en otros países, como Argentina con la siembra de la soya transgénica, donde los monopolios de la alimentación provocaron consecuencias negativas a nivel social, alimentario y económico.
Por ello, rechazamos el fallo del panel del T-MEC, que prioriza los intereses comerciales de corporaciones extranjeras sobre los derechos de las comunidades campesinas de México a decidir sobre sus propios alimentos, pues el maíz no es una mercancía sino un bien común, símbolo de resistencia, identidad y sustento de millones de familias. Esta imposición transgénica refleja una lógica capitalista que transforma la biodiversidad en herramienta de acumulación, ignorando las consecuencias sociales y ecológicas, y representa un acto de neocolonialismo corporativo que subordina a los pueblos al imperialismo económico. Frente a ello, abogamos para que México proteja la agroecología, la biodiversidad y las prácticas ancestrales como base para un futuro sostenible y justo. Hacemos un llamado a la organización popular para defender el maíz, la tierra y la vida, construyendo colectivamente un sistema fundamentado en la justicia social, la solidaridad y la armonía con la naturaleza.
¡No a los transgénicos! ¡No al neocolonialismo agrícola, sí a la soberanía campesina!
¡El maíz es vida, no propiedad de las corporaciones!
¡Defender el maíz es defender nuestra identidad!
¡Basta de tratados que venden al país, que se respete nuestra tierra!
¡El maíz es vida, no propiedad de las corporaciones!
¡¡Ni un grano de maíz bajo control extranjero!
¡Soberanía alimentaria, no transgénica!