El asesinato del Sacerdote Marcelo Pérez a plena luz del día en las inmediaciones de la Iglesia de Guadalupe en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, es una afrenta para los pueblos de Chiapas y para la democracia en México.
El padre Marcelo supo encarnar la opción por los pobres, los desposeídos, los discriminados y no se acobardó ni huyó ante los poderosos y soberbios adoradores de la explotación y del dinero.
Marcelo Pérez, presbítero tsotsil, supo caminar del lado de los pueblos y darle voz a los que no tienen voz ante la voracidad de caciques, políticos, trasnacionales mineras y el crimen organizado.
La muerte de nuestro compañero y amigo es fruto de la onda larga de violencia y despojo instrumentada por el neoliberalismo global y que en México tuvo su expresión más alta con los narco gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
La violencia en México se explica por la podredumbre infinita del Poder Judicial y del entramado de complicidades encabezadas por los gobiernos del PRIAN, a todos los niveles. Durante 36 años de neoliberalismo la delincuencia organizada creció, acumuló poder, fuerza económica y militar hasta internacionalizarse.
Ahora mismo, y en los años recientes, esta delincuencia organizada mundialmente ha hecho inversiones millonarias, particularmente en Chiapas para apoderarse de las rutas de la migración, establecer nuevos centros productores de drogas, cooptar a la juventud y ha establecido una verdadera guerra por el territorio.
La base material de estas fuerzas es la industria de las armas, el secreto bancario y la hipocresía de los imperios que perfectamente pueden seguir paso a paso a los opositores democráticos, pero no pueden hallar a ningún capo de las distintas delincuencias organizadas en sus territorios o entre sus filas.
Estas corporaciones de la muerte alegremente tienen sus cuentas bancarias en los paraísos fiscales y comparten asientos con las élites en los sitios más exclusivos, sin que nadie de ellos se extrañe, porque unos y otros, se parecen como dos gotas de agua.
Nosotros, el pueblo, debemos defender con todas nuestras fuerzas los avances democráticos tras la derrota del PRIAN en las urnas. Estos perdedores se aprestan hipócritamente a manipular la muerte de nuestro compañero para proseguir sus intereses corruptos y depredadores. No debemos permitir esa nueva afrenta.
Al mismo tiempo, debe reconocerse que la lucha contra estos grandes poderes no puede ser hecho por los gobiernos locales, muchos de ellos cooptados por la misma delincuencia organizada.
La federación debe tomar en sus manos la restitución del Estado de Derecho con todos los poderes que le confiere la Constitución para atender a las víctimas y pueblos agraviados, en especial, las mujeres del campo, indígenas, migrantes, del mar y la montaña en opresión y pobreza históricas.
Llamamos a todas las fuerzas democráticas, a las organizaciones sociales, a las comunidades todas a movilizarnos para que se haga justicia, a defender nuestras tierras, territorios y derechos conquistados con renovado compromiso social y militancia política que nos permita organizarnos más y mejor ante lo que venga, porque las clases explotadoras no descansan y nosotros tampoco.
¡Exigimos justicia para el padre Marcelo Pérez! ¡A seguir su ejemplo de valentía y arrojo en favor de los pobres y desposeídos! ¡A organizarnos!
Fraternalmente
Movimiento Socialista del Poder Popular